Los cuatro puntos cardinales son tres: el Norte y el Sur.

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sábado, 16 de marzo de 2013

Caótica Laura




Dos pequeños retales. Dos historias.

Se hace la luz... cuando tus párpados templados corren las entretelas y las cortinas.... y ahí, en ese quicio de cordura la belleza se desnuda de oscuridad.

Se hace de día... y la noche acallada, colmada, saciada se arremolina. En ese guruño de pliegues.... las formas opulentas se desenredan. Te desmarañas y el vértigo, el más béndito de los vértigos se pone en pie.

Tras las velas rojas, arde la música de tus yemas.

Nada es igual desde que amanecemos en el camastro del humedal.


Fotografía: Fabien Bravin








Igor Stranvinsky "El pájaro de fuego"

Impresionante y "nocturna algarabia", apoteósico orgasmo místico de la más bella duermevela.






"Lentejas"




De espaldas.

Como naces a la fertilidad.

Nua.

Siempre de espaldas.

Mientras deshago de cojines las manos, el papel entelado de la alcoba hexagonal da paso a la rendición. Monsieur bidet acude a la rutina, a la vieja costumbre de lloverte bocarriba.

Es la más sabrosa de las liturgias.

El sinfonier se unce en cera, desempolva aquellas pequeñas cajitas de plástico que miman los mejores secretos guardados. Depende qué noche suena áquel, depende cuál el "repeat all". Alguna se entremezclan y siempre nos vencen al sueño. Al profundo.

La lámpara de sal ubica a las formas dulces, a las gónadas en pie de guerra. A la ámbar piedra roma de tu voluptuosidad, un sinfín de curvas apretadas, de arrozales. Un faro erizado sobre el crepúsculo de la marea pegajosa. El barro. Un desenredo. Un infierno paradisíaco donde la extenuación colma al dos, en sólo uno.

Esa espera. A veces larga, otras efímera, me permite adivinar por los sonidos tras el pestillo que las lentejas sabrán caldosas, a fuego lento... o serán más líquidas, mas livianas.

Disfrutamos haciéndolas.

Nuestra liturgia. Una vez tú, otra yo. Otras los dos.

Comino.

Y el juego del cortejo es el adobe infame que persuade al instinto.

Comino y de espaldas.

El pestillo derrota.

Las velas lloran luz.

Nocturne explota.

La alfombra tijeretea la sombra de mis talones.

Y a veces sin tan siquiera chupar de la sal de la lámpara que silba...

...tus uñas toquetean mi punto flaco.

La debilidad de la virginidad.

Y aunque esa cantinela ronronee, la evidencia se enclaustra.

Los relojes se derriten.

De espaldas.

Siempre de espaldas.

Con el pulgar bebiendo.

Y la cabellera peinada de sienes y yemas.

Busco el precipicio.

Y centras la orquesta.

Abres las puertas, los labiox, las sombras y la pulpa de melocotón.

El tercer derrama. El tercer, aflora.

Las lentejas tiernas, tan tiernas como los besos de ajo y los labios de trancebolla.

De espaldas.

Y el festín.

El de los monos.

El primario.

El puro.

Siempre de espaldas.

Espadas en todo lo alto.

Y siempre, siempre, siempre.

Lo mejor está por llegar.

Porque de espaldas al infinito, al más allá, a la pureza....

...entre la sábana y tu espalda.

El corazón nos aguarda para fundir lo que las palabras por inventar no puden disimular, ni evitar.

Los cojines, desterrados.

Las sábanas, jirones.

La lámpara, desencantada.

El cuadro, invisible.

La vela, apagada.

La música, silenciada.

Las lentejas, maravillosas.

Sólo de espaldas el amor, la pasión, el instinto y la pureza adivinan que se cuece de frente.

Y te juro que jamás me comí, adoré, amé y saboreé unas lentejas como las que de espaldas tus manos maceran, crean y enraizan.

¿Será el comino?

¿O el más maravilloso de los caos?

De espaldas.

La cuchara, a nuestros pies.







Fotografía: Gunnar Vaht (Montmatre, Paris)








"Tú ya lo sabes"

El momento en el que olvidamos que éramos sólo buenos amigos
Moví mi brazo y su cara se sonrojó de nuevo
Un autobús a casa 
Otro fin de semana silencioso

Dicen que el amor fue pintado de dorado
Como todas las cosas haciéndose viejas
La pintura se hace cáscaras y se cae lentamente
Tú ya lo sabes
Tú ya lo sabes
Tú ya lo sabes

Mirando hacia afuera por el vidrio
Siempre sentándonos juntos
Los dos sabíamos que podíamos ser algo mejor
No con nuestras cabezas como el clima de Londres


Dicen que el amor fue pintado de dorado
Como todas las cosas haciéndose viejas
La pintura se hace cáscaras y se cae lentamente
Tú ya lo sabes
Tú ya lo sabes
Tú ya lo sabes




......



"La silla que faltaba"



La forja londinense es una mácula en el halda de Siria. El persianero sonrojado, avergonzado esconde su cabeza bajo el ala quebrada y zurze su sonrisa invisible de anita's dream. La yaya, que bien sabe de que va la baina, no deja de cacarear, de carcajearse.... se suelta el moño cano, y le dice a la chica del pelo rojo por lo bajini.... - "mi recogepelo antes tenía hebras azabaches, con el tiempo y sin apenas darme cuenta, el bermellón cruzó el charco, piso ruidos, quebró nubes y zarandeo miedos. Es ley de vida.

Pero logré romper piedras tan altas que cuando mis pequeñas orejas escuchaban al raso... Anita's despertaba.


 Después, cuando quise darme cuenta me lo corté para oxigenar y liberar la parsimonia de lo realmente importante y consistente, de todo aquello que daba sentido a mi vida. De lo que yo sabía que construía. De lo que se crea. Dejé la parafernalia bien doblada, guardada a cal y canto en una pequeña caja de zapatos. Aquellos que tampoco ya podré volver a ponerme. Y me sentí más feliz, más baja, sí.... pero más feliz. ¿Más patosa?, quizás, más llena y plena de silencios que lo gritaban todo y nada reprochaban."


Todos se miraban y ninguno se veía.


La anciana tomó con su mano de hiedra las dichosas pecas de su juventud.


La anciana logró estremecer el canalillo de su corazón. Distancia fatídica entre lo que bien se quiere y lo que bien se debe.


Y ella, deshojando el cruasán buscaba el rizo de chocolate, deshaciendo con sus yemas lo que el orfebre de la vida trazó. Café bien cargado de alma, y azúcar morena. Veneno dulce, de efecto lento.


El persianero cara al horno. Gachas. Pestañas y alegrías. Y en aquella pequeñas mesa. Dos sillas y cuatro ánimos, ¿...o ánimas?


La anciana, apurando el tazón se levantó y soltó suavemente la mano tersa y límpida de la muchacha rozando la grasienta y molida del persianero. Seis manos, cuarenta dedos.


Ella quería llorar y se mordía la alegría. Él se hundía en lágrimas negras y se enterraba de alegría.

La anciana ya a cierta distancia se giró y con sus ojos uncidos en viveza, en chispas sabias y cenizas tiernas... les susurró mirándoles las cruces de las manos:

-"Sentaros en aquella silla, la que está vacía, la que espera ser forja de lo que bien se quiere. De lo que se debe sentir en esa lucha inmortal que es una vida por y de amor puro".

Anita's es el espirítu del caos, la esencia indecible, el grial más anhelado, el puzzle rococó, la sencillez plasmada, la elegante humildad de ese campo de batalla donde los sentimientos y los sentidos, donde las cuatro almas de ésta pequeña historia evocan el funambulismo del equilibrio.


Pero hay algo  en el caos de los ojos más hermosos que ni la anciana adivina , algo que conmueve. Y es que ser y estar no son dos verbos, son dos estados naturales cuando se nace a cada instante en el vientre de lo que más se ha amado en toda una vida.

Una vida entera, plena.







Sslmqmhelv





5 comentarios:

  1. Ícaro,

    No das demasiado para una sola entrada.

    Todas buenas, de espaldas o de cara... Sibilino y locuaz. Experimentado y virginal. Derritiendo velas o encendiéndolas. Da igual.

    Muy bueno, voy a publicitarte. Un abrazo, Ann@

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  2. ¿Sabes qué adoro del llanto de una vela, Anna....? La paciencia con la que amontona y mesa la dulcesal de su sinvivir.

    Un honor que mi virginidad quede prendada en las retinas de tus entrelíneas.

    Me has puesto "colorao".

    Un fuerte abrazo

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  3. Caos, lentejas, lo sé...
    La silla no se preocupa, se ocupa... sabe y está...
    El tiempo corre deprisa y los unos se disparan.

    Me has emocionado.

    Sslmqmhpelv

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    Respuestas
    1. Y t t m n. El azuluz es tuyo. Como el faro de mi vida.

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