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viernes, 25 de mayo de 2012

Una mañana en el infierno



Fotografía: Andy Prokh

 







...he bebido un enorme trago de veneno. Béndito tres veces el consejo que ha llegado hasta mí, béndito. Me queman las entrañas. La violencia del veneno me retuerce los miembros, me vuelve deforme, me derriba. Me muero de sed, me ahogo, no puedo gritar. Es el infierno. La pena eterna.

Ardo como es debido.

Anda demonio.

Yo había vislumbrado la conversión al bien y a la felicidad. La salvación. ¡¿ Pero como describiría mi visión, si el aire del infierno no soporta los himnos !? Eran millones de criaturas encantadoras, un suave concierto espiritual, la fuerza y la paz, las nobles ambiciones....que sé yo.

Las malditas, nobles intenciones.

Y esto sigue siendo la vida. Si la condenación es eterna. Un hombre que se quiere mutilar está bien condenado, ¿no es así?. Soy esclavo de mi bautismo. Padres, habéis hecho mi desgracia y la vuestra. ¡Pobre inocente! El infierno no puede atacar a los paganos....esto sigue siendo la vida, más tarde las delicias de la condenación serán más profundas. Un crimen, pronto, y que caiga yo en la nada, según la ley humana.

Pero calla, cállate. Aquí están la vergüenza, el reproche. El demonio, mis demonios que dicen que el fuego es innoble, que mi cólera es espantosamente estúpida. ¡Basta!

Son errores que me susurran, magias, perfumes falsos, músicas pueriles.....estoy a punto para la perfección. Orgullo. La piel del cráneo se me diseca. ¡Piedad, señor, piedad! Tengo miedo. Tengo sed, tanta sed. Ah........la infancia, la hierba, el lago sobre las piedras, el claro de luna cuando en el campanario sonaban las doce.....a esa hora el diablo está allí. Horror de mi estulticia.

Allá lejos....¿no hay almas ajenas que me quieran bien?....Venid, tengo una almohada sobre la boca y ellas no me oyen....Además nunca nadie piensa en los demás. Que no se me acerquen. Seguro que huelo a chamusquina.

Las alucinaciones son innumerables. Esto, de veras, es lo que siempre me pasó: ninguna fe en la historia, olvido de todos los principios. Me lo callaré:

Poetas y visionarios se pondrían celosos.

Yo soy mil veces más rico, seamos avaros como el mar.

El reloj de la vida se ha detenido hace un momento. Ya no estoy en este mundo.

Voy a descorrer el velo de todos los misterios: mística religiosa, natural, muerte, nacimiento, porvenir, pasado, cosmogonía, nada. Yo soy maestro en fantasmagorías.

¡Escuchad!

¡Yo tengo todos los talentos! Aquí no hay nadie y hay alguien. ¿Queréis cantos negros, danzas de huríes? ¿Queréis que desaparezca? ¿Lo queréis? Fabricaré oro, medicamentos, felicidad.

Fiaos en mí, la fe consuela, guía, cura. Venid todos, hasta los niños chicos, para que os consuele, para que se prodigue en vosotros su corazón. ¡El corazón maravilloso! No pido plegarias, sólo con vuestra confianza seré feliz.

Y pensemos en mí.

¡Bah! Esto hace que piense poco en el mundo. Tengo la suerte de no sufrir más. Mi vida fue sólo una serie de dulces locuras, es lamentable.

Hagamos, todas, todas las muecas inimaginables.

Decididamente estamos fuera del mundo. No más sonidos. Mi tacto desapareció. Las tardes, las noches, el alba.......si estaré cansado.

Yo debería tener un infierno para mi cólera, un infierno para mi orgullo, y el infierno de las caricias.

Un concierto de infiernos.

Me muero de cansancio. Esto es la tumba, voy hacia los gusanos. Demonio, farsante tu quieres diluirme con tus hechizos. Y yo sólo reclamo, sólo te pido un golpe de tridente....una gota de fuego.

¡Ah, subir de nuevo a la vida.....poner los ojos sobre nuestras deformidades! ¡Y ese veneno, ese beso mil veces maldito! ¡Mi flaqueza, la crueldad del mundo! ¡Dios mío, ocultadme, piedad, me siento demasiado mal!

Estoy oculto y no lo estoy.

Es el fuego de la eterna condena.



Extracto, de "Noche del infierno", de la obra de Arthur Rimbaud Una temporada en el infierno (1873).






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